26 de noviembre de 2012

Las segundas partes en París siempre son buenas

París es una de esas ciudades, a la que siempre apetece volver. Como muchas otras no nos engañemos, pero en el caso de París, apetece mucho por lo estético de la ciudad, por las muchas posibilidades que ofrece y por qué no, por la visión idealizada que la mayoría tenemos sobre ella.

Como en casi todas las ciudades, las segundas veces en París son mejores porque ya has hecho "las visitas obligadas" y tienes todo el tiempo para recrearte en lo que más te gustó y para conocer a fondo lo que se escapa en una visita turística al uso. En este caso, yo lo que recomiendo en París es empezar por...

El servicio "velib" funciona la mar de bien.
Es una ciudad llana que no cuesta ningún esfuerzo recorrer de arriba a abajo a pedales.
Es muy barato.
Toda la ciudad es preciosa y hay rincones que te perderías si fueras en metro o en bus.


Hay mil tiendas de todo tipo: segunda mano, marcas francesas de lo más chic, showrooms de jóvenes diseñadores, miles de galerías de arte y además está Merci.


Eso si, intenta reservar antes, porque Breizh es de lo más concurrido y no me extraña. Lo mejor maridar las galettes (las saladas) con una sidra de la zona y si llegas al postre... he oído maravillas de su café gourmande y sus crepes, aunque siempre he llegado tan llena que nunca lo he probado.


Si hace bueno, no lo dudes. Vete a una fromagerie y comprate una selección de quesos variaditos, un buen pan en cualquier boulangerie y una botella de vino. Todo a la cesta de la bici y rumbo al cesped de la tour. ¡Es mejor que subir y no hay que hacer colas!
Nota: No te olvides del sacacorchos y unos vasos. Beberte el vino "a morro" no es bien.

Ya os lo recomendé aquí, pero vuelvo a hacerlo. Y no os olvidéis de comprar un paquetito mínimo para traeros. No os arrepentiréis. 226 Rue de Rivoli.


A medio camino entre un restaurante clandestido y el comedor de una casa. Acogedor, con una carta de pescado que va variando según el día pero que siempre está exquisita y con un dueño de lo más hablador y más simpático. La típica persona que disfruta haciendo su trabajo y se nota. Además habla castellano muy bien. 21 Rue Mazarine.


Justo al lado del restaurante 21, en el 23 rue Mazarine, está Prescription, una cocteleríachic chic. Está siempre llena, pero merece la pena hacerse un hueco para disfrutar de uno de sus cócteles. Yo me quedo con el Audrey Gin Gin, delicioso.
Los clientes de lo más variopinto e interesante y la música genial.